El 28 de septiembre de 1949 Moncada vivió una de las mayores inundaciones que se recuerdan al desbordarse el barranc del Carraixet que anegó varias partes de la ciudad. Una gran avalancha de agua rompió los márgenes del barranco y empezó a anegar las principales calles: Quart, Bétera, Negre (José Antonio); plaza Creu de Quintana (plaza de los Mártires) y calle Mayor (Caudillo).

Los daños causados por las inundaciones tuvieron consecuencias. Años más tarde las autoridades proyectaron un plan de defensa de la ciudad con la construcción de potentes canalizaciones para desviar el agua de la zonas altas hasta el propio barranco.
«El agua alcanzó medio metro en el carrer del Negre»
Ahora, 76 años después, Moncada vuelve a estar pendiente de las lluvias con las imágenes todavía recientes del 29-O. Según los datos de Aemet los dias 29 y 30 de septiembre pueden ser complicados ante la previsión de lluvias torrenciales que podrían descargar abundantes cantidades de agua en la vertiente mediterránea.
Aunque ya han pasado muchos años de aquella tragedia que marcó a varias generaciones, Moncada Digital ha recuperado el testimonio de esos dias de María Lluesma (Moncada 1934). «Yo tenia 14 años y vivía en el número 6 del carrer del Negre con mis padres y cuatro hermanos, y era la más pequeña». A sus 89 años relata como si aún lo estuviera viviendo como entraba el agua por la puerta que ya había inundado la calle, entonces sin alcantarillado.

«Como muchas casas de aquella época, teníamos un establo con animales, varios cerdos, cabras y un porquet; por suerte nunca nos faltó comida» rememora María. «El agua llegó a alcanzar medio metro de altura en nuestra casa y entre todos subimos los animales a la andana donde nos pusimos a salvo». Al día siguiente, el agua empezó a bajar dejando un enorme barrizal en Moncada».
Aguas arriba, en Bétera, la trágica barrancá de ese año se cobró la vida de 6 vecinos y causó innumerables pérdidas en lo que significó un antes y un después en el que está considerado como el mayor desastre que se recuerda en esta localidad del Camp de Turia. También en Bonrepós y Alboraia, aguas abajo, el agua dejó su huella de destrucción.

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