Las mujeres padecemos muchos tipos de violencias machistas que, desgraciadamente, en algunos casos, se saldan con un asesinato. Hoy queremos detenernos en la violencia digital hacia las mujeres y sus múltiples formas. Las redes se han convertido en una herramienta muy eficaz de ejercer violencia de una manera más evolucionada y casi invisible.
Una forma de violencia digital se concreta en llenar el perfil de mujeres, que comparten contenidos en redes, con comentarios violentos o sexistas. Recibimos opiniones sobre nuestro físico, sobre lo que harían con nosotras. Nos recuerdan que nuestro lugar natural, y del que nunca deberíamos haber salido, es el ámbito del hogar y de los cuidados. Y si el contenido es de divulgación feminista o de denuncia de las violencias que padecemos las mujeres, los comentarios suben de intensidad y, sobre todo, se multiplican.
Otra de sus formas consiste en inducir, sobre todo a niñas, adolescentes y mujeres muy jóvenes a abrirse una cuenta en Only Fans o en plataformas similares, iniciándolas hacia un nuevo modelo del sistema prostitucional, que parece inocuo, pero no lo es, en absoluto. Las chicas que, finalmente, caen en la trampa, son convencidas, falsamente, de que van a ganar mucho dinero. No saben que el logaritmo hará que sus contenidos sean consumidos por hombres de su entorno, lo que las expondrá.
Tampoco saben que esos contenidos perdurarán para siempre y que serán transferidos a páginas porno que los divulgarán y rentabilizarán. Les pedirán actos cada vez más comprometidos, llegando al contacto físico y, cuando, por fin salgan de ese mundo, tendrán dificultades para trabajar si el/la contratante lo ha averiguado. Además de todo ello, arrastrarán problemas psicológicos y/o físicos.
Uno de los frutos más peligrosos de la era digital es la manosfera. Entre sus objetivos está atacar y devaluar el feminismo, a las feministas y a las mujeres, en general. Construyen bulos intentando desmontar los datos oficiales con los que el feminismo argumenta, inventándose otros y tratándonos de histéricas. Enarbolan como bandera el negacionismo de las violencias machistas, creando consignas ocurrentes que calan muy rápido en la sociedad. Otro de sus objetivos es instruir a los jóvenes sobre cómo dominar a las mujeres y cómo conseguir relaciones sexuales no consentidas.
Inculcan ideas como que el valor de las mujeres está en su juventud, belleza, virginidad y disposición en agradarles y servirles. Han implantado conceptos como el bodycount que afirma que las mujeres pierden valor cuántas más parejas sexuales hayan tenido, al contrario que sucede con los hombres. No podemos dejar de denunciar la exposición al porno que tienen desde niños, niñas y preadolescentes que está condicionando su manera de entender la sexualidad y la normalización de prácticas violentas. Tenemos motivos para reivindicar el fin de todas las violencias machistas y no nos cansaremos de mostrarlas.









